Hoy me he americanizado. Lo reconozco. Pero es que es tan fácil que no me he podido resistir…

La crema de cacahuete no está demasiado bien vista en el mundo de «lo sano» por aquello de que la llaman «mantequilla de cacahuete» (peanut butter) y claro, la mantequilla y lo sano nunca se han llevado demasiado bien… Ahora bien, ¿y si hacemos crema de cacahuete solo con cacahuetes?
Los frutos secos (en su justa medida) aportan a nuestra dieta grasas monoinsaturadas (de las buenas), además de vitaminas y proteínas. Los cacahuetes no son menos, y destacan por su aporte en proteínas, vitamina B3 y ácido fólico.

Sabiendo esto… podemos incluir esta delicia en nuestra despensa para acompañar el muesli de las mañanas, para una tostada con un toque dulce o para endulzar algún que otro postre. Siempre con moderación, no vale comerse el bote entero. ¿Hay trato? Ahí va otra de las recetas más fáciles del mundo!

Además, mirad que pinta… 😉

CREMA DE CACAHUETE

Para un tarro pequeño (1 taza aprox.)

¿Qué necesitas?

• 1 taza de cacahuetes tostados
• 1 pizquita de sal

¿Cómo se hace?

• Verter los cacahuetes en el procesador de alimentos.
• Darle al «play» y esperar a que se conviertan en crema de cacahuete.
• Cuando obtengamos la textura deseada añadir la sal y batir por última vez. Es aconsejable echar la sal poco a poco e ir probando hasta encontrar el punto deseado.

¿Algún truco?

Al igual que la crema de avellanas, suelen pegarse por las paredes al principio, así que habrá que ir parando para reincorporar a la mezcla los trocitos que queden pegados.

Ah! y paciencia, bastante además… no desistas hasta conseguir la textura perfecta de la crema de cacahuete. Es cuestión de tiempo.

Última recomendación: si no quieres pasarte un buen rato pelando cacahuetes como yo hice,  comprarlos pelados también es una opción 😉 Pero que sean tostados sin sal, no fritos ni otros variantes!

Feliz finde!

🙂

Ma.